Autora de novela romántica en SweetyStories

Las locuras de Mari Tere #4

Cuando carraspeó, reaccioné por fin; me aparté de la puerta y le hice una señal para que entrara. No fui capaz de hablar durante unos segundos, y cuando lo hice, me salió un hilito de voz, como si fuese un tío y alguien me estuviese apretando los huevos.

–Hola, soy Mari Tere. ¿Y tú..?
–Nacho. Encantado de conocerte.

Me ofreció la mano para que se la estrechara, y yo me la quedé mirando sin saber qué tenía que hacer. Completamente idiota. ¡Y pensar que Gerardo me había parecido guapo! Por favor, al lado de Nacho parecía el enano del Señor de los anillos…

No te me ofendas, que tú, guapo, no eres...


–El placer es mío –balbuceé como una idiota. Tuve la extraña sensación de que estaba babeando, y tuve que aguantar la tentación de pasarme la mano por la boca para comprobarlo–. Pasa, pasa. Supongo que eres el que me ha llamado hace media hora…
–Sí, el mismo que viste y calza.
–Por desgracia –musité. Por desgracia, porque ya me lo imaginaba en pelota viva. ¡Qué desperdicio de ropa sobre un cuerpo como este!
–¿Cómo dices?
–No, no. Nada importante. Pasa, te enseño el pisito.

Ayyyyy, Mari Tere, contenteeeeee.


Abrí la puerta de los bajos y lo invité a entrar. 

No es muy grande, pero sí muy cuco. Puse especial empeño en que fuera confortable y agradable. Las paredes están pintadas en tonos pastel, con varios cuadros adornándolas. La puerta de entrada da directamente al salón comedor, decorado en tonos naranja y muebles de pino. La mesa es de cristal con el armazón metálico. Las sillas también son modernas, con respaldo alto y tapizadas en terciopelo anaranjado, exactamente iguales que el sofá. Una televisión plana cuelga de la pared, y tiene insertada un pen con una selección de películas porno de calidad.

Sí, pelis porno. Vamos, que si utilizan el piso de picadero, no voy a ponerles la colección Disney, ¿no?

Aunque algún tarado habrá, que se pondrá palote con Mickey...


El baño es amplio, con una estupenda bañera–jacuzzi para dos en la que se pueden hacer muchas guarreridas.

No se lo dije así, por supuesto, aunque en ese momento, y teniendo en cuenta el tiempo de sequía que yo llevaba, me tuve que aguantar las ganas de ofrecerle probar juntos el jacuzzi. Hubiera sido la leche.

–Es todo muy acogedor –me dijo sonriéndome–. ¿Y el precio?

Le dije mis tarifas, y se sorprendió por lo ajustadas que son, así que cerramos trato, me pagó por adelantado y yo le di las llaves.

–Esto es el mando del garaje, por si prefieres entrar directamente con el coche. El jueves las dejas en el buzón cuando te vayas –le dije al despedirnos. Asintió con la cabeza, y se fue dejándome en el portal admirando su culo mientras se alejaba.

Y vaya culo.

Culo, culo, ¡he dicho culoooooo!


Continuará…

4 comentarios:

  1. Madre mia nena, no puedes poner un poco más? Me quedo con las ganas jajajana

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  2. Muy divertido todo, nena, pero ¡vaya culo! XDDDDD
    Me encanta Mari Tere, Angélica. ¡Danos más!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Poco a poco, poco a poco, que si no, se terminá demasiado pronto XDDDD

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